Kevin Ferrer, Juan Carlos Quevedo,
Elizabeth Ramírez R.
Las sombras de la casona
No tuvo más
remedio que echar un vistazo al siniestro paisaje que rodeaba su inmueble: bajo un cielo húmedo donde flotaban
algunos grumos oscuros y pequeñas pero intensas gotas de agua, deshilachados como su viejo albornoz, se
veían las colinas desnudas,
permanentemente hostigadas por el viento; más cerca, junto a la estación
de trenes, se alzaba el barracón de
ladrillo donde trabajaba su padre, y, a la derecha, como dos colosos inmóviles, inexpresivos,
levemente totémicos, las dos chimeneas
de una fábrica de plásticos. Un tren de mercancías llegaba por el oeste,
muy despacio, lanzando un silbido
ululante y haciendo que ese lado del planeta pareciese aún más horrible y depresivo. Rubén sintió
miedo y corrió a desplomarse otra vez
sobre el sillón. Era como si de pronto hubiese tomado conciencia de la hostilidad de todo cuanto le rodeaba: de la
hostilidad del paisaje, primero, pero también de la de aquella habitación
demasiado pequeña y de los muebles macizos y
del desnudo pasillo que se alejaba hacia la cocina...Y de los extraños
sonidos que producía aquella casa en la soledad. Pero lo único que
tranquilizaba al pequeño Rubén era el sonido de la carrosa, pues su madre
llegaba a casa después de su larga ausencia de compras, pero como sabía él que
era su mamá, pues como no identificar esa peculiar forma de caminar y esa forma
de abrir la puerta para avisar que estaba entrando. Allí no solo se abría la
puerta sino los ojos de alegría de aquel niño que añoraba a su mamá por su
larga desaparición de media hora.
Efectos de sonidos utilizados:
Sonido de selva
Sonido de gotas
de lluvia
Sonido de gotas
de lluvia que van aumentando a relampagos
Sonido de viento
intenso
Sonido de una
maquina locomotora
Sonido de lejano
de fabrica y maquinaria
Sonido de
plastico quemándose
Pasos que
aumentan la intensidad
Efecto al
sentarse en una silla vieja de madera
Efecto de
soledad y misterio
Efecto de
carroza
Pasos que se
acercan
Efecto de abrir
la puerta